Quiero destacar dos cosas entre las muchas que suceden en México en el escenario electoral, en los espacios de discusión del tema Pandemia/Vacunas, en el teatro de operaciones de la violencia criminal, la recesión económica mundial y sus efectos en nuestro país, etc. etc. Esos dos temas refieren a los anuncios hechos por el presidente Andrés Manuel López Obrador. El primero es que quien ocupará la Secretaría de Educación Pública (SEP), será la senadora Delfina Gómez Álvarez.
El presidente nos quiere vender que la señora Gómez Álvarez es profesora de primaria. Quizás lo fue, hay pocas dudas de que haya estudiado para docente de primaria; pero de lo que no cabe duda es que no fue su vocación. La señora es política, su carrera ha sido y será política en el sentido electoral del término, no es docente, le gusta ser candidata para algo. No trabajaba en una institución académica cuando se le invitó a ser secretaria de educación, trabaja en el senado. El criterio para designarla fue electoral, no de administración pública.
Pero el tema serio es que con ello se quiere ocultar que el gobierno morenista no tiene una propuesta para sacar adelante la educación de los futuros y actuales ciudadanos mexicanos, que no sea el asistencialismo de las becas, que no está mal, pero no es suficiente y menos si su uso es clientelar. En todo caso, frente a lo inevitable de la designación de la senadora Delfina Gómez Álvarez, cabría esperar que al menos se hiciera de un equipo de personas que sí sepan de educación, su administración y los tejes y manejes de los tratos con las organizaciones gremiales. ¿Qué será de los servicios educativos en los estados? Ya veremos.
El otro tema tiene que ver con el llamado Tren Maya. Resulta que será administrado en sus principales tramos por el ejército. Un argumento es la seguridad, el otro es que de esa empresa pública se obtendrán recursos para el retiro de los militares ¿y los indígenas y desplazados? El tercero es peor, con eso nadie podrá privatizar el Tren Maya.
En los Estados Unidos de Norteamérica se teme que las empresas administren a las fuerzas armadas ( cosa que ya sucede), en México, el presidente López Obrador quiere convertir a los soldados mexicanos en empresarios. ¿Es una nueva forma de aceptar que los militares nos gobiernan? La posibilidad es preocupante.
Puedo estar de acuerdo con el gobierno morenista en algunas cosas, pero en estas no lo estoy, porque marcan un rumbo peligroso para México.